Como epílogo, hablaré de la que será la cuarta parte de la saga en los años siguientes. Se llegará a realizar, no hay duda. La pregunta es quién la realizará.
Mario Puzo en los años 90 ya bastante mayor escribió un guión y se lo enseñó a Coppola, quien a su vez se lo llevó a Paramount Pictures, que no quisieron saber nada. Hubo rumores de que De Niro y Andy Cargía recibieron el guión, y tambien (agarraros) Leonardo Di Caprio.
La historia sigue el esquema de la segunda parte: avanzar la historia de la familia, con un Andy Carcía como el Don, y contar en flashbacks la parte que nunca se ha visto. El momento álgido de la familia Corleone, los años 30, en la que Sonny Corleone (padre de Vincent Corleone) tenía más protagonismo. Por supuesto, sería interesantísimo verlo, ya que nunca hemos visto a la familia por excelencia en la época del gangsterismo por excelencia.
Este año 2012 se ha publicado la novela basada en el guión de Mario Puzo, llamado "La Familia Corleone", que no he leído aún. Buen título, no muy original, pero al menos no usa la palabra "Padrino" de nuevo. Y por supuesto Paramount Pictures está litigando con los herederos de Mario Puzo (creo) para impedir que se haga la película. Por eso digo que no se sabe quién la hará al final. Pero se hará, porque sigue habiendo un público.
¿Será Coppola? Sinceramente, lo dudo. Su interés en los 90 se debía a que quería ayudar a su amigo Mario Puzo. Actualmente está interesado en sus bodegas de vino en Napa Valley, y sus películas casi de arte y ensayo ("Youth without youth", 2007, "Tetro" 2009, "Twixt", 2011), fianciadas por él mismo. Es una situación envidiable. La tecnología le ha permitido rodar con un presupuesto mucho más bajo lo que antes significaba apostar toda su fortuna en fracasos como "Corazonada" (One from the heart, 1982). Seguramente no gana mucho más que satisfacción con las películas ya, pero tampoco pierde. De "Youth without youth" ha dicho que "era su primera película".
La historia es buena, y sería muy interesante de ver. Pero si no es Coppola, me temo que podría salir mal, a no ser que cogiera las riendas alguien con mucho peso, como Martin Scorsese.
¿Y el reparto? Andy García tendría que estar, por supuesto. Michael Corleone está muerto, con lo que Al Pacino no estaría. Lo más interesante llega en los flashbacks de los años 30. ¿Podría hacer Robert de Niro nuevamente de Don Vito Corleone? Posiblemente no. Demasiado mayor ya, no sería consistente con la segunda parte, que terminaba a finales de los años 20. Se necesitaría a un actor de unos 40 y pico años. La verdad es que dar un nombre si no fuera Robert de Niro sería especular, pero pensando como lo hizo Coppola en 1971, que quería al mejor actor que hubiera (era Brando o Laurence Olivier), diría que Daniel Day Lewis un poco rejuvenecido podría acercarse mucho.
Para Sonny Corleone se habló de Di Caprio, pero en los 90. Ya no le veo. Quizá hoy podría hacerlo Ryan Gosling, muy capaz de los estallidos de violencia que requeriría el papel, como demostró en "Drive".
Llegará el momento de verla. Hasta entonces, nada mejor que volver a ver las tres primeras. Casi 9 horas del mejor cine. Equivalente a ir a un museo, o leer a los clásicos.
viernes, 30 de noviembre de 2012
jueves, 29 de noviembre de 2012
y "El Padrino, parte III"
Sí, es la peor de las tres. O mejor dicho, la menos buena. Es más irregular que las otras dos, eso sí, pero tiene grandísimos momentos, tan icónicos como en las demás. También tiene momentos un poco metidos con calzador y algo teatrales.
Un poco de historia. Después da la segunda parte, Coppola se fue a Filipinas a realizar "Apocalypse Now" y casi no vuelve (eso para otro día). Ya metido en los 80 se dedicó a hacer películas muy personales, como "Corazonada" (One from the heart, 1982), "La ley de la calle" (Rumble Fish, 1984), y otras más accesibles, como "Cotton Club" (1984), "Peggy Sue se casó" (Peggy Sue got married, 1987) o "Tucker" (1988). Pero a finales de la década nuevamente tenía problemas financieros y necesitaba un éxito como los de los 70. Y cedió a los deseos de Paramount Pictures, que habían intentado sacar adelante una tercera parte de la saga de diversas formas sin él, a cada cual más demencial (se habló de Sylvester Stallone y de John Travolta).
Reunido nuevamente con Mario Puzo, se dispuso a contar el último capítulo, lo que él quería llamar "La muerte de Michael Corleone", un título realmente apropiado que no pudo usar al final. Siempre hubo un paralelismo entre él y Michael, y en 1989 era un hombre de mediana edad con demonios que exorcizar. No los de Michael, por supuesto, pero se sintió inspirado para hablar de redención.
De eso trata esta película, de redimirse de los pecados cometidos. Los mejores momentos dan vueltas a esta idea: Michael pide perdón a su ex mujer, quiere liberarse a toda costa de los vínculos con la Mafia, e incluso le pide perdón a Dios. También se da la paradoja de que cuanto más trata de expandir sus negocios legales, pensando que todo será limpio, más corrupción se encuentra. De hecho, la banca vaticana le estafa a los Corleone 600 millones de dolares. Pero Michael ya no tiene fuerza. Y ahí entra Vincent Mancini.
Se puede decir que Vincent ya sale en la primera parte al principio, al ser producto de la aventura de Sonny Corleone con una dama de honor en la boda de su hermana Connie. Desde luego es un Corleone de los pies a la cabeza, cosa que Michael, evidentemente pensando en la sucesión, capta desde que le pone los ojos encima. En un principio recuerda a su padre Sonny, por su desmedido pronto latino. Pero inmediatamente después nos recuerda a al aguerrido Vito de la segunda parte al lidiar con dos matones en una secuencia de lo mejor de la película, y más tarde tiene la frialdad del propio Michael, aunque también el calor humano de Fredo. Y Andy Garcia consigue transmitir todo eso y más, es el actor que más brilla. La escena del traspaso de poderes está resuelta en la mejor tradición de Coppola y emociona.
Talia Shire está solo correcta, y sorprende su nuevo rol de "madrina", dando órdenes de matar cuando Michael está enfermo. No obstante, algunas de sus escenas sobran. Parece más su hermano Francis regalandole alguna escena que un intento de hacer avanzar la historia.
Sofia Coppola hace de Mary Corleone. Entró en el último momento en el reparto sustituyendo a Winona Ryder que, sinceramente, no pegaba ni con cola. A pesar de las críticas, Sofia encaja mucho más. Sí, se nota que es su primera película, pero está acertada en casi todas sus escenas, y lleva el peso del romance con Andy García de manera muy creible. Y lleva el cine en las venas como ha demostrado luego. Ah, también era el bebé en el bautizo de la primera parte.
Al Pacino parece muy diferente a las anteriores partes. Es él, pero no es el mismo Michael. Vale, me lo creo. La gente cambia, y el personaje ha cambiado en los 20 años que no le hemos visto. Digamos que se ha caído la mascara de hielo que llevaba puesta desde que mató a Sollozo en la primera parte. 30 años después, es un hombre roto por dentro y más afable por fuera. En su cara se puede leer todo lo que ha sufrido, y él mismo le explica a su ex mujer que lo hizo todo porque amaba a su padre y a su familia, y estaban todos en peligro.
El final de "El Padrino III" puede que sea incluso mejor que el final de la segunda parte, y está a la altura del bautizo de la primera. En el montaje paralelo de la opera "Cavalleria Rusticana" y los ajustes de cuentas de los baqueros y el arzobismo, unido al intento de asesinato del propio Michael se consigue un ritmo y una tensión impresionantes. Todo ello desemboca en la tragedia última para Michael: su hija recibe la bala que iba para él y muere en sus brazos en la escalera de la ópera de Palermo. El grito ahogado de Michael en un tour de force de montaje de imagen y sonido es de lo mejor no de esta película, del cine en general. Ahí Michael muere, si no literalmente, sí en espíritu. A partir de entonces, será un zombi. Luego vemos su muerte física, pero ha muerto con su hija.
Francis Ford Coppola también perdió a su hijo Gio en los 80, con lo que expresó en su arte lo que había sentido en su vida. Seguramente él también murió un poco. Así cerró la trilogía, el Padrino muere, pero hay un nuevo Padrino, un nuevo comienzo. Sabemos que Vincent seguirá adelante. ¿Le veremos alguna vez más?
Un poco de historia. Después da la segunda parte, Coppola se fue a Filipinas a realizar "Apocalypse Now" y casi no vuelve (eso para otro día). Ya metido en los 80 se dedicó a hacer películas muy personales, como "Corazonada" (One from the heart, 1982), "La ley de la calle" (Rumble Fish, 1984), y otras más accesibles, como "Cotton Club" (1984), "Peggy Sue se casó" (Peggy Sue got married, 1987) o "Tucker" (1988). Pero a finales de la década nuevamente tenía problemas financieros y necesitaba un éxito como los de los 70. Y cedió a los deseos de Paramount Pictures, que habían intentado sacar adelante una tercera parte de la saga de diversas formas sin él, a cada cual más demencial (se habló de Sylvester Stallone y de John Travolta).
Reunido nuevamente con Mario Puzo, se dispuso a contar el último capítulo, lo que él quería llamar "La muerte de Michael Corleone", un título realmente apropiado que no pudo usar al final. Siempre hubo un paralelismo entre él y Michael, y en 1989 era un hombre de mediana edad con demonios que exorcizar. No los de Michael, por supuesto, pero se sintió inspirado para hablar de redención.
De eso trata esta película, de redimirse de los pecados cometidos. Los mejores momentos dan vueltas a esta idea: Michael pide perdón a su ex mujer, quiere liberarse a toda costa de los vínculos con la Mafia, e incluso le pide perdón a Dios. También se da la paradoja de que cuanto más trata de expandir sus negocios legales, pensando que todo será limpio, más corrupción se encuentra. De hecho, la banca vaticana le estafa a los Corleone 600 millones de dolares. Pero Michael ya no tiene fuerza. Y ahí entra Vincent Mancini.
Se puede decir que Vincent ya sale en la primera parte al principio, al ser producto de la aventura de Sonny Corleone con una dama de honor en la boda de su hermana Connie. Desde luego es un Corleone de los pies a la cabeza, cosa que Michael, evidentemente pensando en la sucesión, capta desde que le pone los ojos encima. En un principio recuerda a su padre Sonny, por su desmedido pronto latino. Pero inmediatamente después nos recuerda a al aguerrido Vito de la segunda parte al lidiar con dos matones en una secuencia de lo mejor de la película, y más tarde tiene la frialdad del propio Michael, aunque también el calor humano de Fredo. Y Andy Garcia consigue transmitir todo eso y más, es el actor que más brilla. La escena del traspaso de poderes está resuelta en la mejor tradición de Coppola y emociona.
Talia Shire está solo correcta, y sorprende su nuevo rol de "madrina", dando órdenes de matar cuando Michael está enfermo. No obstante, algunas de sus escenas sobran. Parece más su hermano Francis regalandole alguna escena que un intento de hacer avanzar la historia.
Sofia Coppola hace de Mary Corleone. Entró en el último momento en el reparto sustituyendo a Winona Ryder que, sinceramente, no pegaba ni con cola. A pesar de las críticas, Sofia encaja mucho más. Sí, se nota que es su primera película, pero está acertada en casi todas sus escenas, y lleva el peso del romance con Andy García de manera muy creible. Y lleva el cine en las venas como ha demostrado luego. Ah, también era el bebé en el bautizo de la primera parte.
Al Pacino parece muy diferente a las anteriores partes. Es él, pero no es el mismo Michael. Vale, me lo creo. La gente cambia, y el personaje ha cambiado en los 20 años que no le hemos visto. Digamos que se ha caído la mascara de hielo que llevaba puesta desde que mató a Sollozo en la primera parte. 30 años después, es un hombre roto por dentro y más afable por fuera. En su cara se puede leer todo lo que ha sufrido, y él mismo le explica a su ex mujer que lo hizo todo porque amaba a su padre y a su familia, y estaban todos en peligro.
El final de "El Padrino III" puede que sea incluso mejor que el final de la segunda parte, y está a la altura del bautizo de la primera. En el montaje paralelo de la opera "Cavalleria Rusticana" y los ajustes de cuentas de los baqueros y el arzobismo, unido al intento de asesinato del propio Michael se consigue un ritmo y una tensión impresionantes. Todo ello desemboca en la tragedia última para Michael: su hija recibe la bala que iba para él y muere en sus brazos en la escalera de la ópera de Palermo. El grito ahogado de Michael en un tour de force de montaje de imagen y sonido es de lo mejor no de esta película, del cine en general. Ahí Michael muere, si no literalmente, sí en espíritu. A partir de entonces, será un zombi. Luego vemos su muerte física, pero ha muerto con su hija.
Francis Ford Coppola también perdió a su hijo Gio en los 80, con lo que expresó en su arte lo que había sentido en su vida. Seguramente él también murió un poco. Así cerró la trilogía, el Padrino muere, pero hay un nuevo Padrino, un nuevo comienzo. Sabemos que Vincent seguirá adelante. ¿Le veremos alguna vez más?
miércoles, 28 de noviembre de 2012
"El Padrino, Parte 2"
Una de las mejores películas de la historia del cine. Dicho eso, cosa de la crítica, daré mi valoración. Sí, lo es, pero a mí me gusta más la primera parte, lo que no le quita ningún valor a esta segunda parte de la tragedia en tres actos que Francis Ford Coppola se sacó de la manga adaptando un best seller pseudo-policiaco de principios de los 70.
Era el año 1972 y "El Padrino" llegó a convertirse en la película más taquillera de la historia del cine, con lo que la segunda parte empezó a cuajarse muy pronto. Coppola no quería hacerla. Siempre ha dicho que hacer la primera parte fue una de las peores experiencias de su carrera, cortesía de los ejecutivos de Paramount Pictures. Creía que la historia estaba contada y bromeando llegó a decir que lo único que se le ocurría era hacer "Abbot y Costello conocen al Padrino". Pero se equivocada, aún había mucho que contar.
La novela original narraba los inicios de Vito Corleone en EEUU, y su infancia en Sicilia, la horrible muerte de su familia, y sus primeros pasos en el mundo del gangsterismo, con lo que había material más que suficiente para una segunda parte (una "precuela", que se dice ahora). Pero Coppola llegó más lejos. Siempre le había interesado la idea de hacer una película en la que se contrapusiera la vida de un padre y un hijo a la misma edad, comparando sus vidas. Y ahí es donde la historia empieza a cimentarse hasta superar la mera continuación. "El Padrino, parte 2" es por lo tanto secuela y precuela a la vez y eso es lo más interesante, porque asistimos al ascenso de uno y al auge (o caída) de otro, vemos sus relaciones familiares que ofrecen un clarísimo contraste, uno querido, el otro temido más que nada, uno justo, el otro cruel e inhumano. Como toda obra maestra, puede tener múltiples lecturas, y sigue tan vigente hoy en día como cuando se estrenó.
Me quedo con la interpretación del propio Coppola, "una metáfora del capitalismo". Qué clarividencia. La historia Vito Corleone sería el capitalismo en sus inicios, en ascenso, y la de Michael sería el auge, aunque ya oliendo a podrido por todos los lados, cosa que ahora es más que evidente. Estamos de parte de Vito en todo momento, porque le vemos sorteando todos los obstáculos de una vida difícil y saliendo adelante. No nos importa que mate, porque a los que mata son o los asesinos de sus padres, o extorsionadores como Fanucci. Michael mata por venganza, por principio; y lo mata todo, a todos sus enemigos, incluso cuando están gravemente enfermos (Hyman Roth), cuando han sido aliados de toda la vida (Pentangelli), mata la relación con su mujer Kay, e incluso mata a su propio hermano, la culminación de la tragedia. Ver a los hermanos Corleone de niños, y a Vito de joven preocupado porque Fredo está enfermo es aún más desgarrador, sabiendo que su hermano pequeño ordenará su asesinato, con lo que los flashbacks sirven para subrayar lo que vemos en el presente.
Las interpretaciones siguen siendo apabullantes. Si en la primera parte estaba Marlon Brando, aquí tenemos la que probablemente sea la mejor interpretación de toda la carrera de Al Pacino, un Michael Corleone frío como el hielo, pero con un volcan debajo a punto de estallar, lejos de sus sobreactuadas interpretaciones más recientes. Cobra más protagonismo John Cazale como Fredo, que transmite en cada plano vulnerabilidad y despierta compasión. Gran actor, que hizo unicamente cinco películas falleciendo prematuramente en 1978, pero todas ellas nominadas a la mejor película del año. Michael V Gazzo como Pentangelli es tan creíble que tiene que ser siciliano. Robert de Niro consigue el más difícil todavía: hacernos olvidar a Brando, y que veamos unicamente a Vito en una caracterización perfecta, incluido que habla en siciliano todo el metraje. Y por si fuera poco, tenemos al maestro (literalmente) de todos ellos: Lee Strasberg, cabeza del Actor´s Studio, dándole la réplica a su pupilo Al Pacino.
Una película desgarradora, brutal, donde las emociones están a flor de piel, pero perfectamente dosificadas. Gordon Willis consigue con la fotografía contraponer un pasado en sepia y tonos dorados a un presente frío y azulado y lleno de oscuridad a la vez. Y la recreación de Little Italy y la inmigración en EEUU de principios de siglo XX es espectacular.
Para cerrar, el último plano de la película, un envejecido Michael con la mirada perdida, corresponde por lo visto a una escena que no se terminó de filmar en la que, en 1968 (10 años después del asesinato de Fredo), Michael habla con su hijo para que sea el nuevo Don. No sé si esto es cierto o no, pero de serlo Coppola tendría claramente un "Padrino parte III" en mente ya en 1974. Esa historia quedaba por contar y lo haría 16 años más tarde.
Era el año 1972 y "El Padrino" llegó a convertirse en la película más taquillera de la historia del cine, con lo que la segunda parte empezó a cuajarse muy pronto. Coppola no quería hacerla. Siempre ha dicho que hacer la primera parte fue una de las peores experiencias de su carrera, cortesía de los ejecutivos de Paramount Pictures. Creía que la historia estaba contada y bromeando llegó a decir que lo único que se le ocurría era hacer "Abbot y Costello conocen al Padrino". Pero se equivocada, aún había mucho que contar.
La novela original narraba los inicios de Vito Corleone en EEUU, y su infancia en Sicilia, la horrible muerte de su familia, y sus primeros pasos en el mundo del gangsterismo, con lo que había material más que suficiente para una segunda parte (una "precuela", que se dice ahora). Pero Coppola llegó más lejos. Siempre le había interesado la idea de hacer una película en la que se contrapusiera la vida de un padre y un hijo a la misma edad, comparando sus vidas. Y ahí es donde la historia empieza a cimentarse hasta superar la mera continuación. "El Padrino, parte 2" es por lo tanto secuela y precuela a la vez y eso es lo más interesante, porque asistimos al ascenso de uno y al auge (o caída) de otro, vemos sus relaciones familiares que ofrecen un clarísimo contraste, uno querido, el otro temido más que nada, uno justo, el otro cruel e inhumano. Como toda obra maestra, puede tener múltiples lecturas, y sigue tan vigente hoy en día como cuando se estrenó.
Me quedo con la interpretación del propio Coppola, "una metáfora del capitalismo". Qué clarividencia. La historia Vito Corleone sería el capitalismo en sus inicios, en ascenso, y la de Michael sería el auge, aunque ya oliendo a podrido por todos los lados, cosa que ahora es más que evidente. Estamos de parte de Vito en todo momento, porque le vemos sorteando todos los obstáculos de una vida difícil y saliendo adelante. No nos importa que mate, porque a los que mata son o los asesinos de sus padres, o extorsionadores como Fanucci. Michael mata por venganza, por principio; y lo mata todo, a todos sus enemigos, incluso cuando están gravemente enfermos (Hyman Roth), cuando han sido aliados de toda la vida (Pentangelli), mata la relación con su mujer Kay, e incluso mata a su propio hermano, la culminación de la tragedia. Ver a los hermanos Corleone de niños, y a Vito de joven preocupado porque Fredo está enfermo es aún más desgarrador, sabiendo que su hermano pequeño ordenará su asesinato, con lo que los flashbacks sirven para subrayar lo que vemos en el presente.
Las interpretaciones siguen siendo apabullantes. Si en la primera parte estaba Marlon Brando, aquí tenemos la que probablemente sea la mejor interpretación de toda la carrera de Al Pacino, un Michael Corleone frío como el hielo, pero con un volcan debajo a punto de estallar, lejos de sus sobreactuadas interpretaciones más recientes. Cobra más protagonismo John Cazale como Fredo, que transmite en cada plano vulnerabilidad y despierta compasión. Gran actor, que hizo unicamente cinco películas falleciendo prematuramente en 1978, pero todas ellas nominadas a la mejor película del año. Michael V Gazzo como Pentangelli es tan creíble que tiene que ser siciliano. Robert de Niro consigue el más difícil todavía: hacernos olvidar a Brando, y que veamos unicamente a Vito en una caracterización perfecta, incluido que habla en siciliano todo el metraje. Y por si fuera poco, tenemos al maestro (literalmente) de todos ellos: Lee Strasberg, cabeza del Actor´s Studio, dándole la réplica a su pupilo Al Pacino.
Una película desgarradora, brutal, donde las emociones están a flor de piel, pero perfectamente dosificadas. Gordon Willis consigue con la fotografía contraponer un pasado en sepia y tonos dorados a un presente frío y azulado y lleno de oscuridad a la vez. Y la recreación de Little Italy y la inmigración en EEUU de principios de siglo XX es espectacular.
Para cerrar, el último plano de la película, un envejecido Michael con la mirada perdida, corresponde por lo visto a una escena que no se terminó de filmar en la que, en 1968 (10 años después del asesinato de Fredo), Michael habla con su hijo para que sea el nuevo Don. No sé si esto es cierto o no, pero de serlo Coppola tendría claramente un "Padrino parte III" en mente ya en 1974. Esa historia quedaba por contar y lo haría 16 años más tarde.
lunes, 26 de noviembre de 2012
Revisitando la saga de "El Padrino"
Cada cierto tiempo tengo que ver de nuevo las películas de "El Padrino". Siempre vuelvo a ellas, y siempre me sorprenden. Esta vez tenía la excusa perfecta, las nuevas versiones restauradas en 2007 que salieron en Blu Ray. Los DVDs estaban muy bien, pero en estas versiones restauradas por primera vez he visto la película tal y como se estrenó.
Hoy tocaba la primera parte (The Godfather, 1972), que es sin duda alguna una de las mejores de la historia del cine, pero que me atrevería a decir que es además una de las más grandes obras de arte de la historia en general. Y es una obra de arte porque siempre que vuelves a ella te parece diferente, siempre ves cosas nuevas, detalles, matices, y siempre emociona. La película es siempre la misma, claro, el que cambia soy yo, y las tres horas se pasan en lo que parecen 5 minutos, a pesar de conocer todas las escenas a la perfección.
El cine como arte tiene muchas vertientes: es literatura en el guión, es teatro en la interpretación, es arte plástico en la fotografía, es música en la banda sonora, etc, pero sobre todo es montaje, que es lo único exclusivo del cine. Y en todas y cada una de esas facetas, "El Padrino" llega a la excelencia total.
El guion es la adaptación de la novela de Mario Puzo, y lo firman Francis Ford Coppola y el propio Puzo. La novela es entretenida y una buena novela, pero sus subtramas no son interesantes. El guion soluciona eso, condensando la prosa de manera visual, haciéndola filmable.
La interpretación es para llorar al verla. Por supuesto está Marlon Brando, dando de nuevo una lección magistral después de que ya se le considerara una vieja gloria, y el descubrimiento de Al Pacino. Mucho se ha escrito sobre ellos, pero es que los demás nombres del reparto vuelan tan alto como los protagonistas. Esta vez me he fijado mucho más en James Caan como Sonny Corleone, que está simplemente perfecto, y qué decir de Robert Duvall, Diane Keaton o Talia Shire...
La fotografía de Gordon Willis es tan atrevida, novedosa, y a la vez clásica que ha quedado como un icono. Los tonos dorados de la película te meten en los años cuarenta en cuanto empieza. Genial.
La partitura de Nino Rota encaja tan bien con todas las escenas, que a veces es como estar viendo una ópera. Con una simple nota de metal hiela la sangre de emoción.
Y el montaje consigue dar una coherencia interna y un ritmo a un material buenísimo, pero difícil de manejar por lo abundante. En el tintero se quedaron muchas escenas que se usarían para la serie de televisión estrenada algunos años después, pero que habrían alargado excesivamente el film. No sobra ni uno de los 175 minutos, pero tampoco faltan, prueba del éxito.
Y sobrevolando cada fotograma, Francis Ford Coppola. El aceptó "El Padrino" a regañadientes, para pagar deudas de su compañia American Zoetrope, lo que lo hace aún más extraordinario. Es como uno de esos artistas del Renacimiento que hacían encargos de los Papas y de las grandes familias italianas, y de paso daban a la humanidad obras de arte inmortales en escultura, pintura, arquitectura. Un genio con una visión que luchó a brazo partido por llevarla a buen puerto. De no haberlo hecho, "El Padrino" sería una película de 90 minutos ambientada en Kansas City en 1971, con Robert Redford/Ryan O'Neil como Michael Corleone, y Anthony Quinn como Vito.
Y mañana toca "El Padrino, parte 2", que es todavía mejor.
Hoy tocaba la primera parte (The Godfather, 1972), que es sin duda alguna una de las mejores de la historia del cine, pero que me atrevería a decir que es además una de las más grandes obras de arte de la historia en general. Y es una obra de arte porque siempre que vuelves a ella te parece diferente, siempre ves cosas nuevas, detalles, matices, y siempre emociona. La película es siempre la misma, claro, el que cambia soy yo, y las tres horas se pasan en lo que parecen 5 minutos, a pesar de conocer todas las escenas a la perfección.
El cine como arte tiene muchas vertientes: es literatura en el guión, es teatro en la interpretación, es arte plástico en la fotografía, es música en la banda sonora, etc, pero sobre todo es montaje, que es lo único exclusivo del cine. Y en todas y cada una de esas facetas, "El Padrino" llega a la excelencia total.
El guion es la adaptación de la novela de Mario Puzo, y lo firman Francis Ford Coppola y el propio Puzo. La novela es entretenida y una buena novela, pero sus subtramas no son interesantes. El guion soluciona eso, condensando la prosa de manera visual, haciéndola filmable.
La interpretación es para llorar al verla. Por supuesto está Marlon Brando, dando de nuevo una lección magistral después de que ya se le considerara una vieja gloria, y el descubrimiento de Al Pacino. Mucho se ha escrito sobre ellos, pero es que los demás nombres del reparto vuelan tan alto como los protagonistas. Esta vez me he fijado mucho más en James Caan como Sonny Corleone, que está simplemente perfecto, y qué decir de Robert Duvall, Diane Keaton o Talia Shire...
La fotografía de Gordon Willis es tan atrevida, novedosa, y a la vez clásica que ha quedado como un icono. Los tonos dorados de la película te meten en los años cuarenta en cuanto empieza. Genial.
La partitura de Nino Rota encaja tan bien con todas las escenas, que a veces es como estar viendo una ópera. Con una simple nota de metal hiela la sangre de emoción.
Y el montaje consigue dar una coherencia interna y un ritmo a un material buenísimo, pero difícil de manejar por lo abundante. En el tintero se quedaron muchas escenas que se usarían para la serie de televisión estrenada algunos años después, pero que habrían alargado excesivamente el film. No sobra ni uno de los 175 minutos, pero tampoco faltan, prueba del éxito.
Y sobrevolando cada fotograma, Francis Ford Coppola. El aceptó "El Padrino" a regañadientes, para pagar deudas de su compañia American Zoetrope, lo que lo hace aún más extraordinario. Es como uno de esos artistas del Renacimiento que hacían encargos de los Papas y de las grandes familias italianas, y de paso daban a la humanidad obras de arte inmortales en escultura, pintura, arquitectura. Un genio con una visión que luchó a brazo partido por llevarla a buen puerto. De no haberlo hecho, "El Padrino" sería una película de 90 minutos ambientada en Kansas City en 1971, con Robert Redford/Ryan O'Neil como Michael Corleone, y Anthony Quinn como Vito.
Y mañana toca "El Padrino, parte 2", que es todavía mejor.
jueves, 22 de noviembre de 2012
Películas de hombres-lobo
Como cada año en Halloween, decoramos la casa y ponemos pelis de terror. Este año lo he estirado un poco más, y llevo todo el mes de noviembre viéndolas, y he llegado a uno de los personajes que más me ha gustado siempre: el hombre lobo.
De pequeño era el que más me aterrorizaba y a la vez fascinaba. Además sé exáctamente desde que día: el 31 de diciembre de 1983. La mítica nochevieja en la que a TVE se le ocurrió estrenar el video Thriller de Michael Jackson con todos los niños del país viendo la tele. He oído a mucha gente de mi generación (nacidos entre 1968-1982 más o menos) decir que esa noche no durmieron, y no por la nochevieja, sino por los zombis (que se merecen otra entrada en el blog) y el hombre lobo. Y es que sólo podíamos ver la programación infantil, pero en Navidad podías ver de todo. Y ese día lo vimos.
El vídeo empieza con una película-dentro-del-vídeo en la que Michael Jackson se transforma en hombre lobo (más bien en una especie de hombre-lince, pero da igual), y sigue paso a paso la iconografía del personaje: plano de la luna llena saliendo, transformación truculenta, persecución de la chica. A pesar de no poder dormir esa noche de puro miedo, quise saber más del personaje (e incluso acabé disfrazandome de hombre lobo en carnaval aquel año 84).
No hablaré del original de Lon Chaney de 1941, que a pesar de que introdujo el personaje a las masas, no es ni de lejos mi película favorita. Años después me enteré de que detrás del video clip Thriller estaba John Landis, director de "Granujas a todo ritmo" (Blues Brothers, 1980), y director de la que es para mí la joya absoluta del cine de licántropos, la genial "Un hombre Lobo Americano en Londres" (An American werewolf in London, 1981).
La historia es simple; dos jóvenes amigos hacen un viaje por Escocia, y son atacados por un hombre lobo descomunal. Uno de ellos muere en el ataque. El que sobrevive acabará aullando a la luna y matando gente. La originalidad de esta película es la combinacion de humor (muy macabro, eso sí) y terror. Cuando se estrenó las críticas decían que era "demasiado cómica para dar miedo", o "demasiado terrorífica para hacer gracia", lo que es prueba de su éxito. Aunque no triunfó en su estreno (demasiado avanzada para su época), se convirtió en una película de culto una vez el video salió al mercado unos años después, y en la plantilla de mucho cine de terror con gotas de humor que vino después.
Además de unos protagonistas perfectos (los entonces desconocidos Griffin Dunne y David Naughton), y una historia llena de sustos y sorpresas, lo que la lleva a la cima son sus "efectos especiales de maquillaje", una categoría que de hecho inventó Rick Baker para esta película. No hay otra forma de describir la más espeluznante y realista transformación en un hombre lobo de toda la historia del cine. Simplemente hiela la sangre y sus imágenes se han convertido en icónicas. Todo esto se rodó delante de la cámara, sin ningún efecto de ordenador, de ahí su gran calidad.
La última encarnación del mito es "El Hombre Lobo" (The Wolfman), la peli del 2010 con Benicio del Toro, Emily Blunt (me encanta esta chica) y Anthony Hopkins. A pesar de que no recibió buenas críticas, a mi me parece buena película. No es innovadora ni rompedora, pero la recreación del siglo XIX en todo su esplendor romántico es una delicia, todos los actores están más que correctos, y de nuevo Rick Baker se pone a los mandos del maquillaje del hombre lobo una vez transformado. Sí, hay mucho ordenador, y eso le quita una pizca de gracia, pero sigue siendo impresionante.
Por supuesto hay muchas otras, "Aullidos", y un largo etcétera. Un mito inmortal...hasta que se encuentra con una bala de plata.
De pequeño era el que más me aterrorizaba y a la vez fascinaba. Además sé exáctamente desde que día: el 31 de diciembre de 1983. La mítica nochevieja en la que a TVE se le ocurrió estrenar el video Thriller de Michael Jackson con todos los niños del país viendo la tele. He oído a mucha gente de mi generación (nacidos entre 1968-1982 más o menos) decir que esa noche no durmieron, y no por la nochevieja, sino por los zombis (que se merecen otra entrada en el blog) y el hombre lobo. Y es que sólo podíamos ver la programación infantil, pero en Navidad podías ver de todo. Y ese día lo vimos.
El vídeo empieza con una película-dentro-del-vídeo en la que Michael Jackson se transforma en hombre lobo (más bien en una especie de hombre-lince, pero da igual), y sigue paso a paso la iconografía del personaje: plano de la luna llena saliendo, transformación truculenta, persecución de la chica. A pesar de no poder dormir esa noche de puro miedo, quise saber más del personaje (e incluso acabé disfrazandome de hombre lobo en carnaval aquel año 84).
No hablaré del original de Lon Chaney de 1941, que a pesar de que introdujo el personaje a las masas, no es ni de lejos mi película favorita. Años después me enteré de que detrás del video clip Thriller estaba John Landis, director de "Granujas a todo ritmo" (Blues Brothers, 1980), y director de la que es para mí la joya absoluta del cine de licántropos, la genial "Un hombre Lobo Americano en Londres" (An American werewolf in London, 1981).
La historia es simple; dos jóvenes amigos hacen un viaje por Escocia, y son atacados por un hombre lobo descomunal. Uno de ellos muere en el ataque. El que sobrevive acabará aullando a la luna y matando gente. La originalidad de esta película es la combinacion de humor (muy macabro, eso sí) y terror. Cuando se estrenó las críticas decían que era "demasiado cómica para dar miedo", o "demasiado terrorífica para hacer gracia", lo que es prueba de su éxito. Aunque no triunfó en su estreno (demasiado avanzada para su época), se convirtió en una película de culto una vez el video salió al mercado unos años después, y en la plantilla de mucho cine de terror con gotas de humor que vino después.
Además de unos protagonistas perfectos (los entonces desconocidos Griffin Dunne y David Naughton), y una historia llena de sustos y sorpresas, lo que la lleva a la cima son sus "efectos especiales de maquillaje", una categoría que de hecho inventó Rick Baker para esta película. No hay otra forma de describir la más espeluznante y realista transformación en un hombre lobo de toda la historia del cine. Simplemente hiela la sangre y sus imágenes se han convertido en icónicas. Todo esto se rodó delante de la cámara, sin ningún efecto de ordenador, de ahí su gran calidad.
La última encarnación del mito es "El Hombre Lobo" (The Wolfman), la peli del 2010 con Benicio del Toro, Emily Blunt (me encanta esta chica) y Anthony Hopkins. A pesar de que no recibió buenas críticas, a mi me parece buena película. No es innovadora ni rompedora, pero la recreación del siglo XIX en todo su esplendor romántico es una delicia, todos los actores están más que correctos, y de nuevo Rick Baker se pone a los mandos del maquillaje del hombre lobo una vez transformado. Sí, hay mucho ordenador, y eso le quita una pizca de gracia, pero sigue siendo impresionante.
Por supuesto hay muchas otras, "Aullidos", y un largo etcétera. Un mito inmortal...hasta que se encuentra con una bala de plata.
domingo, 11 de noviembre de 2012
Skyfall
Ante todo diré que soy un gran fan de las películas de James Bond desde hace más de 20 años, con lo que puede que no sea del todo objetivo. Pero intentaré ponerme fuera del fenómeno y hablar de la peli como si no hubiera otras 22 y pico anteriores.
En esta ocasión Bond está en una misión es Estambul, pero las sorpresas empiezan antes incluso de los títulos de crédito, cuando escuchamos la canción con Adele cantando a voz en grito el título en un tema algo convencional, pero que funciona con su aire retro.
Y entramos de lleno en una película que es diferente a todas las demás en casi todo, siguiendo a la vez todos y cada uno de los arquetipos. Vamos, un "más difícil todavía" donde los haya ¿Cómo lo hacen? Con inteligencia, con un gran guión que cuenta una gran historia y con sentido del humor.
De la trama solo puedo decir que no es la típica misión de siempre, que tiene que ver con M, la jefa de Bond desde Pierce Brosnan, y con su pasado, y que el enemigo a batir es en esta ocasión Raoul Silva, un Javier Bardem haciendo creando un personaje de villano a medio camino entre el Joker de Heath Ledger y el Hannibal Lecter de Anthony Hopkins. Impresiona, e inquieta a partes iguales.
En una operación paralela a la franquicia de Batman, desde Casino Royale se ha reiniciado el personaje. Esta es la película que completa esa transición. Con ella volvemos al punto de partida, y se hace de una manera sutil y bien organizada, aprovechando lo mucho que hay que nunca se había aprovechado. James Bond tiene un pasado, siempre lo ha tenido, siempre ha estado ahí en las novelas de Ian Fleming, pero nunca había aparecido en las películas. Sam Mendes es el director perfecto para entrar en ese nuevo pozo y sacar lo más jugoso e interesante, y ponerlo a funcionar para contar nuevas historias.
Daniel Craig en mi opinión supera a todos los actores que vinieron después de Connery (y al mismo Connery de las películas después de 1965). La combinación de fuerza bruta, sentido del humor, y sofisticación es perfecta. Es el James Bond ideal, simplemente.
Y hablando de Connery, si había un momento en el que pudiera haber regresado una vez más a la serie, era en esta película. Había un papel ideal para él que hace otro actor, y que debería haber hecho él en un mundo perfecto. Y no, no es el papel de James Bond.
Judi Dench como M tiene más peso que en otras ocasiones y sigue demostrando lo gran actriz que es y siempre ha sido. Toda una dama de la interpretación. De hecho, si en esta película hay una chica Bond, es ella.
Skyfall es todo un espectáculo para fans, y no fans. Sus 143 minutos de metraje se pasan en un suspiro, es entretenida a más no poder, emocionante, e impresiona en ocasiones. Yo he salido del cine con imágenes en mi cabeza que se quedarán ahí para siempre. No es que sea una gran película de 007. Es simplemente una gran película.
¿Es la mejor de James Bond de la historia? No lo sé, el tiempo lo dirá. Desde luego a mí me ha gustado tanto como Casino Royale que está en mi top five, y es de esas películas diferentes que ofrecen mucho más que una fórmula archisabida. Hay que saber hacer cine para conseguirlo 50 años después. Y se consigue.
8.5/10
En esta ocasión Bond está en una misión es Estambul, pero las sorpresas empiezan antes incluso de los títulos de crédito, cuando escuchamos la canción con Adele cantando a voz en grito el título en un tema algo convencional, pero que funciona con su aire retro.
Y entramos de lleno en una película que es diferente a todas las demás en casi todo, siguiendo a la vez todos y cada uno de los arquetipos. Vamos, un "más difícil todavía" donde los haya ¿Cómo lo hacen? Con inteligencia, con un gran guión que cuenta una gran historia y con sentido del humor.
De la trama solo puedo decir que no es la típica misión de siempre, que tiene que ver con M, la jefa de Bond desde Pierce Brosnan, y con su pasado, y que el enemigo a batir es en esta ocasión Raoul Silva, un Javier Bardem haciendo creando un personaje de villano a medio camino entre el Joker de Heath Ledger y el Hannibal Lecter de Anthony Hopkins. Impresiona, e inquieta a partes iguales.
En una operación paralela a la franquicia de Batman, desde Casino Royale se ha reiniciado el personaje. Esta es la película que completa esa transición. Con ella volvemos al punto de partida, y se hace de una manera sutil y bien organizada, aprovechando lo mucho que hay que nunca se había aprovechado. James Bond tiene un pasado, siempre lo ha tenido, siempre ha estado ahí en las novelas de Ian Fleming, pero nunca había aparecido en las películas. Sam Mendes es el director perfecto para entrar en ese nuevo pozo y sacar lo más jugoso e interesante, y ponerlo a funcionar para contar nuevas historias.
Daniel Craig en mi opinión supera a todos los actores que vinieron después de Connery (y al mismo Connery de las películas después de 1965). La combinación de fuerza bruta, sentido del humor, y sofisticación es perfecta. Es el James Bond ideal, simplemente.
Y hablando de Connery, si había un momento en el que pudiera haber regresado una vez más a la serie, era en esta película. Había un papel ideal para él que hace otro actor, y que debería haber hecho él en un mundo perfecto. Y no, no es el papel de James Bond.
Judi Dench como M tiene más peso que en otras ocasiones y sigue demostrando lo gran actriz que es y siempre ha sido. Toda una dama de la interpretación. De hecho, si en esta película hay una chica Bond, es ella.
Skyfall es todo un espectáculo para fans, y no fans. Sus 143 minutos de metraje se pasan en un suspiro, es entretenida a más no poder, emocionante, e impresiona en ocasiones. Yo he salido del cine con imágenes en mi cabeza que se quedarán ahí para siempre. No es que sea una gran película de 007. Es simplemente una gran película.
¿Es la mejor de James Bond de la historia? No lo sé, el tiempo lo dirá. Desde luego a mí me ha gustado tanto como Casino Royale que está en mi top five, y es de esas películas diferentes que ofrecen mucho más que una fórmula archisabida. Hay que saber hacer cine para conseguirlo 50 años después. Y se consigue.
8.5/10
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