viernes, 21 de junio de 2013

Hannibal (serie)

Hannibal Lecter es uno de los mejores villanos de la historia del cine. Siempre aparece en uno de los primeros lugares en todas las listas. No es para menos. El psiquiatra canibal de Baltimore capturó las imaginaciones en 1991 en "El Silencio de los Corderos" (The Silence of the lambs, Johnathan Demme) en la piel de un prodigioso Anthony Hopkins. Ya había sido llevado a la pantalla en la historia original "Dragón Rojo" (Red Dragon, Michael Mann) encarnado por Brian Cox. Si nos olvidamos de la prescindible "Hannibal" (Ridley Scott, 2001), hay algo que todas estas películas tienen en común: Hannibal está entre rejas. ¿Cómo era Hannibal Lecter cuando estaba en libertad?

El remake de "Dragón Rojo" en 2003 (Red Dragon, Brett Ratner) nos lo deja ver libre unos minutos al principio, en su duelo final con el agente del FBI Will Graham que le llevará al psiquiátrico donde nos hemos acostumbrado a verle. En esa secuencia se veía que había posibilidades infinitas de explorar los personajes mucho más. Y eso es lo que los guionistas de esta fantástica serie de televisión han hecho.

Will Graham (Hugh Dancy) es un agente del FBI con una facultad fuera de lo común para empatizar con los asesinos de los casos en los que trabaja. Con su imaginación es capaz de literalmente verse en la escena del crímen y asesinar él mismo a las víctimas de nuevo. En colaboración con su superior Jack Crawford trabaja en un caso de un asesino en serie de chicas, metiéndose tanto en el papel del asesino que no solo logra atraparlo, sino que empieza a tener problemas psicológicos él mismo. Está de psiquiatra, vamos...

Y quién mejor para tratar a Will que el renombrado Hannibal Lecter, de Baltimore, conocido bon vivant de la alta sociedad con gustos exquisitios en todo. Sus cenas, que prepara él mismo, son actos sociales importantísimos, su gusto por las artes, sus colaboraciones con el FBI... Todo es explorado en minucioso (y escalofriante) detalle en los 13 capítulos de la serie, que tiene como hilo conductor su "tratamiento" de Will Graham.

Todos sabemos quién es Hannibal Lecter desde el minuto uno, pero no los que le rodean, con lo que se consigue suspense en estado puro, de ese que Hitchcock era el mago (pon una bomba de relojería bajo una mesa a la hora de la cena y díselo al público, pero no a los comensales). Aquí la bomba de relojería es Hannibal. ¿Cuándo y cómo estallará? ¿A quién se llevará por delante?

Antes de nada, ponerme de rodillas ante Mads Mikkelsen y su Hannibal. Ha conseguido lo imposible: hacerme olvidar a Anthony Hopkins. De hecho, este Hannibal se acerca en mi opinión más al de los libros que la antológica caracterización de Hopkins. Con su elegancia, porte, frialdad, es el doctor Lecter ideal. A pesar de que sabemos quién es, llega incluso a caernos bien (como psicópata perfecto, es capaz de fingir que es un ser humano).

Es Will Graham quien es un personaje desagradable, bordeando la locura, sin ninguna habilidad social, desaliñado. El contraste con el pulcro doctor está perfectamente definido, y funciona. Y Hugh Dancy es la revelación aquí. Un papel difícil de hombre rompiéndose por dentro mantenido a lo largo de 13 episodios. Qué gran actor. Tiene un gran futuro por delante (a parte de ser la pareja de Claire Danes, también en el candelero por Homeland). Haré de profeta: yo le he visto como perfecto para cualquier papel en las nuevas películas de Star Wars, si yo hiciera el casting le cogería para hijo de Luke Skywalker o de Han Solo. No hay ninguna noticia al respecto, es cosa mía. Pero acertaré ;-)

Con Laurence Fishburne como Jack Crawford se redondean los papeles principales.Ah, también la aparición estelar de Gillian Anderson como psiquiatra del psiquiatra (cómo te echo de menos, Scully).

He visto los 13 primeros episodios y no puedo esperar a la segunda temporada. Un aviso: decir que la serie es gore es poco. Los asesinatos son los más brutales que he visto en la televisión, pero también las cenas...

El poster de la serie lo dice todo sin decir nada, ¿verdad?


jueves, 13 de junio de 2013

Cine demoníaco (II): La Profecía

Hacia mediados de los 70, el Demonio era la gran estrella de las películas de terror. "El Exorcista" había elevado el listón. Y el guionista David Seltzer tuvo una idea. En la historia del cine había muchas películas basadas en la Biblia. El iba a hacer otra más...

Pero en este caso se olvidó del Antiguo Testamento, y de los Evangelios sobre la vida de Jesús, y se centró en el libro del Apocalipsis, donde un personaje destacaba sobre el resto: El Anticristo. Al igual que Dios envió a su hijo en forma humana, el Diablo hace lo propio (cuando no se mete directamente dentro de niñas de trece años). La santísima trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tiene su equivalente maligno, Diablo, Anticristo y Falso Profeta. Material más que suficiente para una gran historia de terror.

¿Qué pasaría si el hijo del demonio se encarnara en un niño que es adoptado? "La Profecía" responde a esta pregunta de forma escalofriante. El embajador americano (¿quien si no?) en Italia y su mujer pierden a su primogénito, que nace muerto en Roma. En el hospital religioso le proponen adoptar otro niño que acaba de nacer y no tiene padres (qué raro, ¿no?), haciéndole creer a su mujer que ese es su hijo. Es 6 de junio, 6 de la mañana.

Tras cinco (o seis) años de normalidad, empiezan a suceder cosas inquietantes en la familia del embajador, que ha sido trasladado a la más importante embajada en Londres. La nanny que cuida de Damien, que así se  llama la criatura, decide suicidarse de improviso de manera visible y grotesca. Una nueva nanny aparece como de la nada para cuidar del niño. La mujer del embajador, tras otros incidentes empieza a sospechar del niño y a apartarse de él. El propio embajador tiene inquietantes encuentros con un sacerdote que le previene. La felicidad se transforma en sospecha y la sospecha en miedo. Con la ayuda de un fotógrafo que ha vivido sus propios sucesos inexplicables, el embajador se dispone a conocer la verdad sobre quién es realmente el niño que ha adoptado.

El guión pronto despertó el interés de los estudios Warner, que había ganado el gordo con "El Exorcista" un par de años antes, pero que pronto se echaron atrás. Tanto Satán no podía ser bueno para la imagen. Alan Ladd Jr, en la 20th Century Fox compró el guion, y la película se puso en marcha en 1975. Richard Donner se encargaría de la dirección. El casting fue realmente inspirado. Gregory Peck (que no era la primera opción) como el embajador Robert Thorn, Lee Remick como su mujer, y un inquietante Harvey Stephens con carita de angelote y heladora mirada (¿qué si no es el Diablo sino el Angel Caído?) como Damien. Los actores secundarios son también perfectos: David Warner como el fotógrafo, y en especial Billie Whitelaw como Mrs. Baylock, la niñera amante de los perros.

La película triunfa por su ambigüedad. Nunca se nos dice (como no puede ser de otra manera, ya que igual que con Jesús, es cuestión de fe) que el niño es el anticristo. En realidad el pobre no hace nada. Todas las cosas raras que pasan pueden pasar perfectamente por accidentes, casualidades, fatalidades. Sí, tiene una marca de nacimiento (así se tituló originalmente el guión hasta que en pleno rodaje en un hospital, el ala de maternidad se quejó de que no quería un rodaje con ese nombre allí, con lo que se cambió por el más apropiado de The Omen). Tres seises debajo en la cabeza, pero mira que no hay lunares raros por ahí. Sin embargo, la posibilidad de que sea real sobrevuela la película y crea una atmósfera muy opresiva alrededor de los personajes. En especial el último tercio, con el viaje del embajador y el fotógrafo, es particularmente inspirado, con una tensión creciente. Entramos en la mente de Gregory Peck y su lucha interna. ¿Creo en esto o no?  El final es escalofriante, y de nuevo, ambiguo. ¿Triunfa el mal o el bien?

Probablemente a causa del departamento de publicidad, de nuevo aparecieron historias de hechos inexplicables en el rodaje. Rayos que impactan en aviones con una inusual frecuencia, accidentes,... Richard Donner actualmente dice que eso es porque estaban rodando una película de terror. Si hubieran rodado una comedia se acordarían de las cosas graciosas que les pasaron rodándola, o se acordarían de las parejitas que empezaron en el rodaje si hubieran rodado una romántica...Puede ser cierto, pero...

John Richardson, el encargado de los efectos especiales, incluyendo las horrendas muertes, tuvo un accidente de coche en Bélgica en aquella época. Su novia murió en el accidente. Por una extraña coincidencia, murió igual que la muerte más brutal que aparece en la película, escenificada por Richardson. Cuando recobró el conocimiento en el lugar del accidente, lo primero que vio fue una señal de tráfico que marcaba la distancia a la siguiente ciudad: a 66,6 kilómetros de Lieja.

"La Profecía" tuvo dos secuelas poco inspiradas, donde se pierde por completo la ambigüedad. Sí, es el anticristo, lo sabe, es malo, y mata a todo el que se pone en su camino. A destacar que en la tercera parte un joven Sam Neill es Damien de adulto, a punto de iniciar su carrera política que le llevará a la cumbre del poder: Presidente de EEUU. Me pregunto si no habrá sucedido realmente.




jueves, 6 de junio de 2013

Cine demoniaco

Como hoy es día 6 del 6 de 2013 (sumad 2013), voy a hacer una entrada sobre cine en el que el protagonista es nada más y nada menos que El Maligno (o Lucifer, El Demonio, etc, etc). Es un tema...delicado. Hay muchos temas posibles en el cine de terror (fantasmas, vampiros, zombies,...), pero hables con quien hables, el tema que más acongoja es sin duda el Diablo. No me extraña. Estamos hablando del mal en estado puro, su personificación. Puede haber malos malísimos, asesinos, monstruos...pero estas películas hablan del jefe de todos ellos.

Y unir este tema a cine obliga a hablar básicamente de dos películas. Podría entrar en muchísimas más, pero hay que ser justos. Las dos mejores, las que han marcado un antes y un después, e influido en todo el cine demoniaco y de terror son "El Exorcista" (The Exorcist, 1973) y "La Profecía" (The Omen, 1976).

"El Exorcista" es la mejor película de terror de toda la historia del cine. En calidad, y en cantidad. Es la más terrorífica de todas y llega al nivel de arte en mi opinión. Cuando se estrenó causó un impacto difícil de imaginar. Las proyecciones eran casi como llamadas a filas, en las que los  espectadores eran como soldados que podían caer (había desmayos, vomitonas, escenas de histerismo, e incluso algún aborto...). Nada menos que Stephen King recuerda que él y su mujer fueron posponiendo ir a ver la película por puro miedo y que el día que se decidieron era como si fueran a la guerra. Tremendo.

Yo he visto la película muchas veces. Sí, pero... La primera vez fue en una tele pequeña en un VHS sin formato panorámico. Pensé que tampoco era para tanto. A medida que los medios de reproducción mejoran, capto mucho más su impacto. La he vuelto a ver en Blu Ray la semana pasada, y me ha impresionado mucho más. No me quiero ni imaginar lo que será  verla en una pantalla de cine, con la cara de Regan de 5 metros, con el sonido de su respiración envolviendo toda la sala.

Lo peor de todo es que está basada en un caso real como la vida misma, y así está filmada. La sensación de verosimilitud es abrumadora. No es que creas que pueda pasar. Es que sabes que pasa. Hay exorcismos todos los años. El escritor de la novela original, William Peter Blatty (quien paradojicamente empezó escribiendo guiones de comedias) se basó en un caso real de 1949. Cuando le preguntaron a uno de los exorcistas reales por la película, lo único que dijo fue que "el vómito no era verde". Glup.

Se nota en cada minuto el pulso narrativo de un William Friedkin en estado de gracia. Acababa de ganar el oscar al mejor director por su gran "French Connection" (1971), y su confianza está ahí, creando un universo real, pero malsano, en el que el mal lo impregna todo. Sus decisiones fueron, como las de los grandes directores, perfectas en todos los departamentos, empezando por el casting.

Todos los actores funcionan como un mecanismo de relojería. Para el atormentado padre Karras, Friedkin no quería un actor, quería un cura, y lo consiguió en Jason Miller. Max Von Sydow impone su aura metafísica (fácil viniendo de trabajar con Igmar Bergman) al papel de exorcista. Ellen Burstyn es real como la vida misma en el papel de madre/víctima. Como curiosidad, su papel de actriz en la ficción está basado en una actriz real con una hija en edad similar en esa época (principios de los 70): Shirley MacLaine (que se sepa la hija de MacLaine nunca ha tenido este tipo de problemas). Y Linda Blair, de 12 años, con una cara de rosados mofletes se transforma en esa cosa horrenda con una maestría de actor del método. Fue elegida cuando el director le preguntó en su entrevista, "¿sabes lo que es masturbarse?". Contestó, "es como hacerse una paja, ¿no?". También tengo que mencionar a Mercedes McCambridge, que pone la voz del demonio en la versión original, sonando tan neutra y amenazante como una criatura sobrenatural pueda sonar.

En la edición de blu ray se aprecia perfectamente el esfuerzo de fotografía, responsable en gran parte de la irrealidad que se respira en la última parte de la cinta. Hay más de un plano icónico que ha pasado a la historia del cine, empezando por el del poster: la calle a oscuras, envuelta en neblina, el exorcista con el maletín mirando hacia la ventada de la que surge una amenazante luz.

El maquillaje sigue siendo de lo mejor. De nuevo William Friedkin tomó la decisión correcta cuando Dick Smith le presentó maquillajes monstruosos y los rechazó, insistiendo en que el maquillaje debería de ser "orgánico, realista", nada de transformaciones truculentas. Y así es. Se ve que es la misma actriz.

Es la paradoja y el gran logro de la película: se aleja de todo lo que había sido el cine de terror. No hay sustos repentinos (hay un par al principio, pero nada que ver con el demonio), y sabes en todo momento donde está la niña poseída. Está en la cama de su habitación. Punto. Y aún así, el mal está en todos los sitios, en cada esquina. La posesión tampoco es inmediata, es un proceso lento que ocupa casi todo el metraje. Sin embargo vamos asistiendo minuto a minuto a como el horror va surgiendo y acaba por tragárselo todo. Toda la película es un susto.

Por último, tengo que mencionar el uso de imágenes subliminales, muy novedoso en aquella época. El plano de milésimas de segundo que aparece solo un par de veces se te queda grabado como la imagen del horror, y para mí sigue siendo la imagen más terrorífica de la historia. Supuestamente es Pazuzú, el demonio que posee a la niña. Buscad en google. Terrorífico.

Hay mucha gente que no ha visto la película porque no se atreven. El mismo escritor de la novela se niega a tener su propio libro en su casa o a abrirlo. Por algo será.

Me he alargado demasiado con "El Exorcista", pero es lo justo (además este año se cumplen 40 años de su estreno). Hablaré de "La Profecía" y posiblemente "El bebé de Rosemary" en otra entrada, no me vaya a sugestionar demasiado y empezar a notar cosas raras...




miércoles, 5 de junio de 2013

Long way round

En 2004 Ewan McGregor había terminado de rodar la última parte de Star Wars, así que se dispuso a hacer lo que hace siempre para desconectar: ir a darse una vuelta en moto. Pero esta vez llamó a su colega Charley Boorman (hijo del director John Boorman)...

En principio querían hacer un viajecito por España de unos días, pero de repente surgió otra idea. ¿Por qué no coger las motos en Londres y dirigirse hacia el este por Europa? Y luego, ¿por qué pararse en la Unión Europea? ¿por qué no seguir a través de Rusia unos kilómetros? En fin, el concepto del viajecito para desconectar en moto fue creciendo hasta convertirse en una vuelta alrededor del mundo .

Charley Boorman era un motorista más experimentado, pero Ewan se dio cuenta de que necesitarían algo más de logística para afrontar el reto. Y como en todo viaje, habían decidido hacer fotos y películas caseras. Espera, ¿por qué llevar una camarita cuando puedes llevar a un cámara profesional y filmarlo todo? Al fin y al cabo, Ewan es una estrella de cine. El proyecto empezaba a tomar forma. Contactaron con un par de productores a los que les entuasiasmó la idea. Tanto que decidieron incorporarse al proyecto, siguiendo a Ewan y Charley en 4 por 4 durante todo el trayecto.

El resultado son 10 episodios de 42 minutos de duración que nos llevan desde las preparaciones iniciales del  viaje en Londres, hasta Francia, Bélgica, República Checa, Rusia, Kazakstán, Rusia, Mongolia, Rusia, Rusia norte, Alaska, Canadá y por fin un coast to coast de EEUU hasta llegar a Nueva York. Durante 3 meses y medio, el equipo liderado por Ewan y Charley superan obstáculos, inclemencias del tiempo, "carreteras" que son más bien caminos de ganado, e incluso encuentros con la mafia rusa (o algo muy similar) y un largo etc.

No dejan de ser dos ricos treintañeros dándose una vuelta en sus motos como pocos pueden hacerlo, pero es bonito precisamente por el elemento humano. Ewan McGregor es de esta clase de famosos que te caen bien, que te parecen buenos tíos sin conocerlos (como Jack Black, Dave Grohl). Aquí esa impresión se confirma. Es como un niño grande enfrentándose a retos nuevos: alegre, humilde, simpático, buen amigo, accesible. Y Charley Boorman es la gran revelación. Actor él mismo (se conocieron en un rodaje), es el contrapunto perfecto a Ewan. El es el motero auténtico, el aventurero, el más rock and roll. Y se lo pasa tan bien como su colega.

Tienen momentos buenos, momentos malos, accidentes, bajones, echan de menos a sus mujeres e hijos, pero saben que están cumpliendo un sueño y lo transmiten en cada fotograma. Y el mensaje final es precioso: el mundo no es tan grande como parece, la gente es buena, y mucho más parecida en todos los países de lo que pensamos. Y ellos son grandes tíos que lo superan todo para cumplir su sueño trabajando en equipo.

Con una magnífica banda sonora compuesta por temas elegidos por los propios Ewan y Charley (imagino que sería lo que sonaba en sus ipods en el viaje) y tema principal de Stereophonics, las imagenes se complementa perfectamente con la música.

Se lo debieron pasar muy bien, porque repitieron 3 años después en "Long Way Down", desde Escocia a Sudáfrica, y hay rumores de un posible "Long Way Up" por desde la punta de sudamérica hasta el Polo Norte. Su lema mola: "Cambia tu vida. Tómate tu tiempo. Coge el camino largo".