Hacia mediados de los 70, el Demonio era la gran estrella de las películas de terror. "El Exorcista" había elevado el listón. Y el guionista David Seltzer tuvo una idea. En la historia del cine había muchas películas basadas en la Biblia. El iba a hacer otra más...
Pero en este caso se olvidó del Antiguo Testamento, y de los Evangelios sobre la vida de Jesús, y se centró en el libro del Apocalipsis, donde un personaje destacaba sobre el resto: El Anticristo. Al igual que Dios envió a su hijo en forma humana, el Diablo hace lo propio (cuando no se mete directamente dentro de niñas de trece años). La santísima trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tiene su equivalente maligno, Diablo, Anticristo y Falso Profeta. Material más que suficiente para una gran historia de terror.
¿Qué pasaría si el hijo del demonio se encarnara en un niño que es adoptado? "La Profecía" responde a esta pregunta de forma escalofriante. El embajador americano (¿quien si no?) en Italia y su mujer pierden a su primogénito, que nace muerto en Roma. En el hospital religioso le proponen adoptar otro niño que acaba de nacer y no tiene padres (qué raro, ¿no?), haciéndole creer a su mujer que ese es su hijo. Es 6 de junio, 6 de la mañana.
Tras cinco (o seis) años de normalidad, empiezan a suceder cosas inquietantes en la familia del embajador, que ha sido trasladado a la más importante embajada en Londres. La nanny que cuida de Damien, que así se llama la criatura, decide suicidarse de improviso de manera visible y grotesca. Una nueva nanny aparece como de la nada para cuidar del niño. La mujer del embajador, tras otros incidentes empieza a sospechar del niño y a apartarse de él. El propio embajador tiene inquietantes encuentros con un sacerdote que le previene. La felicidad se transforma en sospecha y la sospecha en miedo. Con la ayuda de un fotógrafo que ha vivido sus propios sucesos inexplicables, el embajador se dispone a conocer la verdad sobre quién es realmente el niño que ha adoptado.
El guión pronto despertó el interés de los estudios Warner, que había ganado el gordo con "El Exorcista" un par de años antes, pero que pronto se echaron atrás. Tanto Satán no podía ser bueno para la imagen. Alan Ladd Jr, en la 20th Century Fox compró el guion, y la película se puso en marcha en 1975. Richard Donner se encargaría de la dirección. El casting fue realmente inspirado. Gregory Peck (que no era la primera opción) como el embajador Robert Thorn, Lee Remick como su mujer, y un inquietante Harvey Stephens con carita de angelote y heladora mirada (¿qué si no es el Diablo sino el Angel Caído?) como Damien. Los actores secundarios son también perfectos: David Warner como el fotógrafo, y en especial Billie Whitelaw como Mrs. Baylock, la niñera amante de los perros.
La película triunfa por su ambigüedad. Nunca se nos dice (como no puede ser de otra manera, ya que igual que con Jesús, es cuestión de fe) que el niño es el anticristo. En realidad el pobre no hace nada. Todas las cosas raras que pasan pueden pasar perfectamente por accidentes, casualidades, fatalidades. Sí, tiene una marca de nacimiento (así se tituló originalmente el guión hasta que en pleno rodaje en un hospital, el ala de maternidad se quejó de que no quería un rodaje con ese nombre allí, con lo que se cambió por el más apropiado de The Omen). Tres seises debajo en la cabeza, pero mira que no hay lunares raros por ahí. Sin embargo, la posibilidad de que sea real sobrevuela la película y crea una atmósfera muy opresiva alrededor de los personajes. En especial el último tercio, con el viaje del embajador y el fotógrafo, es particularmente inspirado, con una tensión creciente. Entramos en la mente de Gregory Peck y su lucha interna. ¿Creo en esto o no? El final es escalofriante, y de nuevo, ambiguo. ¿Triunfa el mal o el bien?
Probablemente a causa del departamento de publicidad, de nuevo aparecieron historias de hechos inexplicables en el rodaje. Rayos que impactan en aviones con una inusual frecuencia, accidentes,... Richard Donner actualmente dice que eso es porque estaban rodando una película de terror. Si hubieran rodado una comedia se acordarían de las cosas graciosas que les pasaron rodándola, o se acordarían de las parejitas que empezaron en el rodaje si hubieran rodado una romántica...Puede ser cierto, pero...
John Richardson, el encargado de los efectos especiales, incluyendo las horrendas muertes, tuvo un accidente de coche en Bélgica en aquella época. Su novia murió en el accidente. Por una extraña coincidencia, murió igual que la muerte más brutal que aparece en la película, escenificada por Richardson. Cuando recobró el conocimiento en el lugar del accidente, lo primero que vio fue una señal de tráfico que marcaba la distancia a la siguiente ciudad: a 66,6 kilómetros de Lieja.
"La Profecía" tuvo dos secuelas poco inspiradas, donde se pierde por completo la ambigüedad. Sí, es el anticristo, lo sabe, es malo, y mata a todo el que se pone en su camino. A destacar que en la tercera parte un joven Sam Neill es Damien de adulto, a punto de iniciar su carrera política que le llevará a la cumbre del poder: Presidente de EEUU. Me pregunto si no habrá sucedido realmente.
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