jueves, 6 de junio de 2013

Cine demoniaco

Como hoy es día 6 del 6 de 2013 (sumad 2013), voy a hacer una entrada sobre cine en el que el protagonista es nada más y nada menos que El Maligno (o Lucifer, El Demonio, etc, etc). Es un tema...delicado. Hay muchos temas posibles en el cine de terror (fantasmas, vampiros, zombies,...), pero hables con quien hables, el tema que más acongoja es sin duda el Diablo. No me extraña. Estamos hablando del mal en estado puro, su personificación. Puede haber malos malísimos, asesinos, monstruos...pero estas películas hablan del jefe de todos ellos.

Y unir este tema a cine obliga a hablar básicamente de dos películas. Podría entrar en muchísimas más, pero hay que ser justos. Las dos mejores, las que han marcado un antes y un después, e influido en todo el cine demoniaco y de terror son "El Exorcista" (The Exorcist, 1973) y "La Profecía" (The Omen, 1976).

"El Exorcista" es la mejor película de terror de toda la historia del cine. En calidad, y en cantidad. Es la más terrorífica de todas y llega al nivel de arte en mi opinión. Cuando se estrenó causó un impacto difícil de imaginar. Las proyecciones eran casi como llamadas a filas, en las que los  espectadores eran como soldados que podían caer (había desmayos, vomitonas, escenas de histerismo, e incluso algún aborto...). Nada menos que Stephen King recuerda que él y su mujer fueron posponiendo ir a ver la película por puro miedo y que el día que se decidieron era como si fueran a la guerra. Tremendo.

Yo he visto la película muchas veces. Sí, pero... La primera vez fue en una tele pequeña en un VHS sin formato panorámico. Pensé que tampoco era para tanto. A medida que los medios de reproducción mejoran, capto mucho más su impacto. La he vuelto a ver en Blu Ray la semana pasada, y me ha impresionado mucho más. No me quiero ni imaginar lo que será  verla en una pantalla de cine, con la cara de Regan de 5 metros, con el sonido de su respiración envolviendo toda la sala.

Lo peor de todo es que está basada en un caso real como la vida misma, y así está filmada. La sensación de verosimilitud es abrumadora. No es que creas que pueda pasar. Es que sabes que pasa. Hay exorcismos todos los años. El escritor de la novela original, William Peter Blatty (quien paradojicamente empezó escribiendo guiones de comedias) se basó en un caso real de 1949. Cuando le preguntaron a uno de los exorcistas reales por la película, lo único que dijo fue que "el vómito no era verde". Glup.

Se nota en cada minuto el pulso narrativo de un William Friedkin en estado de gracia. Acababa de ganar el oscar al mejor director por su gran "French Connection" (1971), y su confianza está ahí, creando un universo real, pero malsano, en el que el mal lo impregna todo. Sus decisiones fueron, como las de los grandes directores, perfectas en todos los departamentos, empezando por el casting.

Todos los actores funcionan como un mecanismo de relojería. Para el atormentado padre Karras, Friedkin no quería un actor, quería un cura, y lo consiguió en Jason Miller. Max Von Sydow impone su aura metafísica (fácil viniendo de trabajar con Igmar Bergman) al papel de exorcista. Ellen Burstyn es real como la vida misma en el papel de madre/víctima. Como curiosidad, su papel de actriz en la ficción está basado en una actriz real con una hija en edad similar en esa época (principios de los 70): Shirley MacLaine (que se sepa la hija de MacLaine nunca ha tenido este tipo de problemas). Y Linda Blair, de 12 años, con una cara de rosados mofletes se transforma en esa cosa horrenda con una maestría de actor del método. Fue elegida cuando el director le preguntó en su entrevista, "¿sabes lo que es masturbarse?". Contestó, "es como hacerse una paja, ¿no?". También tengo que mencionar a Mercedes McCambridge, que pone la voz del demonio en la versión original, sonando tan neutra y amenazante como una criatura sobrenatural pueda sonar.

En la edición de blu ray se aprecia perfectamente el esfuerzo de fotografía, responsable en gran parte de la irrealidad que se respira en la última parte de la cinta. Hay más de un plano icónico que ha pasado a la historia del cine, empezando por el del poster: la calle a oscuras, envuelta en neblina, el exorcista con el maletín mirando hacia la ventada de la que surge una amenazante luz.

El maquillaje sigue siendo de lo mejor. De nuevo William Friedkin tomó la decisión correcta cuando Dick Smith le presentó maquillajes monstruosos y los rechazó, insistiendo en que el maquillaje debería de ser "orgánico, realista", nada de transformaciones truculentas. Y así es. Se ve que es la misma actriz.

Es la paradoja y el gran logro de la película: se aleja de todo lo que había sido el cine de terror. No hay sustos repentinos (hay un par al principio, pero nada que ver con el demonio), y sabes en todo momento donde está la niña poseída. Está en la cama de su habitación. Punto. Y aún así, el mal está en todos los sitios, en cada esquina. La posesión tampoco es inmediata, es un proceso lento que ocupa casi todo el metraje. Sin embargo vamos asistiendo minuto a minuto a como el horror va surgiendo y acaba por tragárselo todo. Toda la película es un susto.

Por último, tengo que mencionar el uso de imágenes subliminales, muy novedoso en aquella época. El plano de milésimas de segundo que aparece solo un par de veces se te queda grabado como la imagen del horror, y para mí sigue siendo la imagen más terrorífica de la historia. Supuestamente es Pazuzú, el demonio que posee a la niña. Buscad en google. Terrorífico.

Hay mucha gente que no ha visto la película porque no se atreven. El mismo escritor de la novela se niega a tener su propio libro en su casa o a abrirlo. Por algo será.

Me he alargado demasiado con "El Exorcista", pero es lo justo (además este año se cumplen 40 años de su estreno). Hablaré de "La Profecía" y posiblemente "El bebé de Rosemary" en otra entrada, no me vaya a sugestionar demasiado y empezar a notar cosas raras...




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