Y Lincoln se lleva la palma. Formalmente es una maravilla. Una fotografía magistral de Januz Kaminski, casi toda en interiores iluminados con velas y luz de gas, o sea complicada, un diseño de producción que te pone directamente en el siglo XIX, un vestuario...pero esto es lo obvio. Spielberg no iba a escatimar en reproducir fielmente la época.
Lo realmente interesante es cómo se cuenta la historia de la aprobación de una ley para hacerla atractiva a una mayoría de público del siglo XXI. Y ahí es donde la película triunfa.
Para empezar la ley en cuestión es la 13va enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, que abolía la esclavitud en el país. No fue una ley cualquiera. Era LA ley. Y Spielberg consigue transmitir todo el peso histórico de lo que vemos y traspasarlo al momento actual que vivimos en el que al igual que entonces, está claro que el sistema no funciona y hay que cambiarlo. El conflicto no es la Guerra Civil, aunque está muy presente a todas horas como trasfondo. El conflicto es que Lincoln sabe perfectamente que la esclavitud es éticamente abominable, que tiene que acabar con ella, y que en realidad el país en su conjunto (norte o sur) no quiere, y tampoco tiene los votos necesarios.
Y es el retrato de lo que debería ser el liderazgo político. Lincoln no hace nada ilegal, pero sabe lo que tiene que hacer, y no le tiembla la mano (una frase usada por otros políticos que no llegan ni a moco de Lincoln) a la hora de sobornar, prometer, calcular, manipular y lo que haga falta para conseguir un objetivo histórico.
El guión hace entretenido un tema en principio denso, y a pesar de que las críticas digan que es una película aburrida, o que "hay que leer sobre el periodo para entenderla" a mi no me lo ha parecido. Ahí reside el gran talento de Spielberg como comunicador de masas; hace comprensible cualquier cosa a un niño de cinco años. Eso sí, no es una película veloz, no es un videoclip. Se toma su tiempo en todo. Se podría decir que es lenta, pero eso es una virtud. El siglo XIX era lento. Carruajes, telégrafos...Es realista. Transmite la tranquilidad de una época que no consideraba una virtud ir siempre a mil por hora. Desde una mentalidad del siglo XXI eso puede parecer lento, claro. Si esperas ver Matrix, aquí no la vas a encontrar. Juega a la Play o a la Wii.
No es una película de efectos especiales, pero se podría decir que hay uno. Igual que en "Jurassic Park" (Parque Jurásico, 1993) los dinosaurios volvían a la vida, aquí el efecto especial se llama Daniel Day Lewis. Simplemente, te olvidas de que estás viendo un actor. Estás viendo a Abraham Lincoln. Es igual que en las fotos históricas, pero se mueve, camina y habla. Como ver al Tiranosaurio vivo. Es la misma sensación. Si no le dan el Oscar al mejor actor, es porque le han dado otros dos, y por no sentar el precedente de darle uno cada vez que trabaja.
Mención especial también para Tommy Lee Jones como el republicano radical Stephens.
Después de años esperando, no me ha decepcionado lo más mínimo. Esperaba algo así. Una gran película.
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